El 2 de agosto fue un día atípico para las mujeres del Penal de Máxima Seguridad U8 de Los Hornos, en La Plata. Hubo embellecimiento de manos, maquillaje, limpieza de cutis pero,lo mejor, pasó en los corazones.
35 mujeres se miraron al espejo y le gustó lo que vieron. Fue un domingo en el penal y todo espacio es propicio para soñar y ejercer la empatía. Así lo creen y lo ejercitan las personas que forman “Ministerio Puertas Abiertas” del Centro Cristiano Nueva Vida que visitan este penal desde el año 2003.
En el lugar conviven 200 internas. Todos los domingos reciben la visita de un equipo de mujeres de “Puertas Abiertas” y ellas las esperan. Cada voluntaria ofrenda su tiempo, algunas toman 2 o 3 colectivos y o tren para llegar a Los Hornos, porque saben que son bendecidas unas y otras.
Esta vez, las internas, pudieron cortarse el pelo y eligieron el corte, recibieron los mimos de manicuras, maquilladoras, y se realizaron la siempre bienvenida limpieza de cutis. Fueron 35 mujeres, en su mayoría muy jóvenes, algunas contaban sus historias cargadas de soledad, marginalidad…desamor, otras pedían oración por sus familiares…
Unidad Penitenciaria N 8 Los Hornos La Plata
FotoCCNV
Están cumpliendo una condena, pero la tarea de Puertas Abiertas es llevarle libertad a sus corazones. Al finalizar el evento cantaron alabanzas, sus rostros estaban más lozanos, con menos soledad. “Antes de regresar a sus celdas nos fundimos en enormes abrazos y lágrimas de agradecimiento” Dice Nerea, quien por primera vez fue al penal,tuvo la tarea de maquillar y el honor y privilegio de colaborar con Dios en transmitir paz y Fe a las chicas que necesitan esperar en El.
La palabra, el amor de Dios es para todos, por eso Puertas Abiertas realiza recitales, actividades, evangelismo y está presente siempre.
El día 5 de septiembre irá a la Unidad 33, para compartir un lindo tiempo las internas y su familia.
Unidad penitenciaria N 8 de Los Hornos en La Plata
Foto CCNV
Donde llega el agua de Dios produce cambios, se cambia la realidad…”Y junto al río, en la ribera, a uno y otro lado, crecerá toda clase de árboles frutales; sus hojas nunca caerán ni faltará su fruto. A su tiempo madurará, porque sus aguas salen del santuario. Su fruto será para alimento y su hoja para medicina” Ezequiel 47
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