“Volví nuevamente a la calle, con frío, con lluvia, sin comer y sola.
Violeta Larregli
Estaba muerta en vida, pensé en quitarme la vida.
Caí en las drogas, estuve detenida por situaciones de violencia vividas en las calles.”
Mi historia comienza desde muy chica, con padres alcohólicos y luego un marido violento que me pegaba y maltrataba. Es por esto, que después de aguantar tantas situaciones, decidí irme de mi casa con mucho dolor, ya que abandoné a mis hijas que ya eran grandes.
Me fui con una mano atrás y otra adelante. Anduve por las calles, recogiendo basura, comiendo lo que encontraba. Tuve trabajos temporales y gracias a eso, pude alquilar una habitación de 4×4, no tenía nada, sólo una cama y una mesita de luz. Pase navidades, fiestas, años sin ver a mis hijas.
Llegó un momento en que me quedé sin dinero y me dijeron que, si no tenía para pagar la habitación, me iba a tener que ir.
Quedé en la calle nuevamente, hasta que encontré ayuda en un movimiento social, donde me dieron un lugar para dormir. Los mismos vecinos me ayudaban con algunas cosas y comida.
Busqué trabajo y vi en el diario un anuncio de recepcionista, pero resultó que no era ese el trabajo, sino que allí funcionaba un lugar de prostitución. Nunca en la vida había vivido una situación así, pero me vi envuelta en la necesidad.
Un día, algo dentro mío me dijo: “ya no más”, inventé una excusa y con todo el miedo del mundo, me escapé.
Esto hizo que volviera nuevamente a la calle, con frío, con lluvia, sin comer y sola. Estaba muerta en vida, pensé en quitarme la vida.
Sumergida en una depresión profunda, caí en las drogas, vivía tomando antidepresivos. Y hasta estuve detenida por situaciones de violencia vividas en las calles.
Un día se acercó una persona y me dijo: “Dios te ama”, la mire y no le creí. Había probado tantas cosas, estuve en la hechicería, en el ocultismo y nada había funcionado, pero sabía que necesitaba un cambio en mi vida, que no podía seguir de esta manera.
Sumergida en mis necesidades, en medio de la pandemia, comencé un grupo de oración y le dije: “Señor yo ya no puedo más, me rindo a vos”.
Comencé una nueva vida, el Señor me transformó. Empecé a tener experiencias con Jesús y él me mostró su amor, que soy una persona valiosa para Él.
Hoy estoy sirviendo a Dios en el CCNV Lanús, soy parte del Ministerio de Sopa de Letras, donde asistimos a personas en situación de calle.
Dios me sacó del hambre, de la calle, de la prostitución, de la violencia, de la miseria, del dolor y me reconcilié con mis hijas con las cuales estoy viviendo.
Jesús me dio una nueva vida.