Quedarnos en casa no significa estar inactivos. Estamos en proceso de cuidado.
Podemos comenzar con hábitos saludables, ir a ese libro que tenemos ganas de leer, escuchar música, bailarla. En la medida de lo posible, que el sol bañe nuestros cuerpos unos minutos al día, mantener nuestros ambientes aireados y aseados, tratarnos bien con aquellos que convivimos, descubrir nuevos diálogos, ser creativos con los vínculos y sobre todo, no perder tiempo de intimidad con nuestro Jesús. El que siempre está y nos sostiene
Para eso, estos devocionales, entran en tu casa y te invitan a compartir un tiempo de renuevo para tu vida, cada día.
Llénate de esperanza y que nada ni nadie te quite el gozo y la seguridad de ser hijo, hija de Dios.