El equipo del Ministerio de Hospitales del Centro Cristiano Nueva Vida relata un día de evangelismo en la Maternidad Ana Goitia de Avellaneda.
Estar en medio de la necesidad, acompañar, prestar nuestra fe. Así es un día en la maternidad.
Hubo años de batallas y desaliento pero nunca bajamos los brazos. Aún con la maternidad cerrada por refacciones, seguíamos yendo aunque sea a consultorios externos. Hoy se ven los frutos y es fácil.
Vamos a visitar a las mamás, una vez por semana, a las 20 horas.
Entramos en Neonatología y las enfermeras nos cuentan la problemática de cada bebé y oramos por ellos.
Generalmente, son bebés prematuros, sus papás rondan entre los 15 y 17 años.
También realizamos un Grupo de Oración en la sala de residencia de mamás y se visitan las salas de internación.
Ayer, cuando salíamos de Neo, nos encontramos con una mamá de 17 años que lloraba desconsoladamente porque creía que su hijita estaba mal. Le habían pedido que se vaya porque cuando ella había entrado a la habitación la bebé comenzó a inquietarse y se encendieron luces rojas.
Luego de calmarla y orar con ella, entramos a averiguar el estado de su beba y ya estaba bien. Ella había entrado nerviosa y angustiada y su hijita recibió ese sentimiento y eso la inquietó, pero los estudios habían salido bien.
Automáticamente, pudimos compartirle la importancia y la ayuda que era para la beba que ella estuviera tranquila y transmitiéndole paz.
Pese a la lluvia torrencial, en la maternidad, había sol.
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